viernes, 13 de diciembre de 2013

Terapia hortícola (REVISTA: Autonomía personal)

REVISTA: Autonomía personal (pdf on-line, pdf facebook-group)
facbook page

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Inma Peña Fuciños
TERAPIA HORTÍCOLA - HORTICULTURA EDUCATIVA SOCIAL Y TERAPÉUTICA

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IMSERSO - MINISTERIO DE SANIDAD, POLÍTICA SOCIAL E IGUALDAD - NÚMERO 4 AÑO 2011 - OCTUBRE



EDITA:
Instituto de Mayores y Servicios
Sociales (IMSERSO)

EDICIÓN DIGITAL
www.imserso.es y sid.usal.es

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La terapia hortícola es un proceso activo que se produce dentro de un plan de tratamiento supervisado por un terapeuta cualificado para lograr mejorar la calidad de vida de  los usuarios.


Presentamos en este
número un proyecto que
ha sido galardonado
recientemente con
el premio extraordinario
de la Asociación Española
de Educación para
la Salud.

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Situación actual y retos de futuro

Terapia Hortícola-Horticultura
Educativa Social y Terapéutica

La Horticultura es la
ciencia y el arte de cul-
tivar frutas, vegetales,
flores y plantas orna-
mentales. La palabra
horticultura se deriva
de Hortus, huerto o jar-
dín, y Cultura, cultivo o
cultura.

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El término cultivo según el
diccionario de la RAE es
la acción de cultivar. Las
principales definiciones de
cultivar son: dar a la tierra
y a las plantas las labores necesarias
para que fructifiquen; poner los
medios necesarios para mantener y
estrechar el conocimiento, el trato
o la amistad; desarrollar, ejercitar el
talento, el ingenio, la memoria, etc.

Por otro lado el término cultu-
ra, además de cómo cultivo, entre
otros, en nuestro diccionario se
define como el conjunto de modos
de vida y costumbres, conocimien-
tos y grado de desarrollo artístico,
científico, industrial, en una época,
grupo social, etc.

Combinando los posibles sig-
nificados de las palabras Hortus y
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RESUMEN
El uso de la horticultura como terapia y como instrumento educativo y socializador, con entidad propia y diferenciadora, tiene desde
hace más de medio siglo una amplia implantación y reconocimiento en países como Reino Unido, Irlanda, Alemania, Canadá, Estados
Unidos, etc.
La Terapia Hortícola es una disciplina encuadrada dentro de las ciencias socio-sanitarias, con titulación específica en diversos países.
Combina un amplio elenco de conocimientos sobre discapacidad física, cognitiva y sensorial, diversas patologías, trastornos psicoso-
ciales, necesidades especiales de aprendizaje, etc.., así como de agricultura, jardinería, paisajismo, educación ambiental y actividades
afines.
La horticultura en programas de terapia y rehabilitación profesionalmente dirigidos por terapeutas hortícolas, se convierte así en un
vehículo para desarrollar o recuperar la autonomía personal, integrando el aprendizaje de habilidades básicas (alfabetización, arit-
mética, etc.), mejorando el funcionamiento físico y cognitivo, abordando habilidades sociales, incorporando hábitos de vida saluda-
bles, etc., en un entorno al aire libre para lograr el bienestar físico y mental.
Palabras clave: horticultura, jardinería, aire libre, calidad de vida, rehabilitación, educación, inclusión socio-laboral, salud, bienestar.

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Cultura, podemos dar un significado
amplio de la palabra Horticultura
como: el arte y la ciencia de culti-
var frutas, vegetales, flores, plantas
ornamentales, árboles y arbustos del
cual resulta el desarrollo de las men-
tes y emociones de los individuos y
el enriquecimiento de la salud de las
comunidades. La Horticultura es la
ciencia y el arte de cultivar frutas,
vegetales, flores y plantas ornamen-
tales (Davis, 1998:3).

Fundamentos y evidencias
científicas

El ser humano desde de sus
comienzos viene utilizando la natu-
raleza para su supervivencia, desde la
domesticación de plantas en la agri-
cultura, pasando por la elaboración
de medicinas con derivados de plan-
tas, hasta el uso terapéutico del con-
tacto directo con el medio natural.

Los fundamentos de esta discipli-
na descansan en la innata conexión
que experimenta el ser humano al
entrar en contacto con la naturaleza.

En este sentido, el profesor emérito
de la Universidad de Harvard, E.O.
Wilson, coautor del término biodi-
versidad, propone que la afinidad
que los seres humanos tienen con
la naturaleza guarda sus raíces en
nuestra biología, refiriéndose a ello
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como biofilia. Observar cómo una
semilla se transforma en planta con
sus flores y sus frutos, es contemplar
el milagro de la vida realizado con
nuestras propias manos.

En estudios recientes que estable-
cen los efectos de los espacios verdes
en la salud, el bienestar y la seguri-
dad ciudadana, P.P. Groenewegen
del Instituto Holandés para la
Investigación de Servicios Sanitarios
se refiere a la Vitamina G o Vitamina
Verde (G de green, verde en inglés).

Actualmente diversas investigacio-
nes teorizan acerca de lo que ya se
conoce como Desorden por Déficit
de Naturaleza; no es una patología
médica, sino una carencia de inte-
rrelación con el mundo natural, la
actual tendencia a que los niños/as
pasen menos tiempo al aire libre, en
palabras de R. Louv, co-presidente
honorario del Foro Norteamericano
de Infancia y Naturaleza, da como
resultado una amplia variedad de
problemas de comportamiento;
estudios recientes realizados por
el Laboratorio de Investigación
Humana-Medioambiental de la
Universidad de Illinois (EEUU)
muestran que el contacto directo
con la naturaleza puede aliviar los
trastornos de déficit de atención
(Villanueva, 2008).

Los investigadores Sempik,
Aldridge y Becker de la Universidad
de Loughborough (Reino Unido)
han realizado un maravilloso traba-
jo de análisis de 131 textos sobre
los logros de la horticultura y la
jardinería en numerosos y diferen-
tes proyectos terapéuticos. A modo
representativo de los variados y con-
tundentes resultados obtenidos, se
reseñan a continuación de ellos:

• En intervenciones especí-
ficas de horticultura terapéutica
con dos jóvenes diagnosticados
con Trastorno Generalizado del
Desarrollo y Trastorno del Espectro
Autista y problemas de salud men-
tal y de comportamiento en un
centro
residen-
cial de educación
especial, Nixon y
Read (1998) cons-
tataron beneficios
en ambos. Así res-
pecto de uno de
los usuarios relatan
que los inciden-
tes que solía tener
antes de comenzar
con las sesiones,
había descendido
de un 73% al año
a un 6%, y que su
capacidad de aten-
ción y concentración había aumen-
tado desde un 32% hasta 62,5% en
dos años (Nixon & Read, 1998:75).

• Respecto a los efectos de la
horticultura terapéutica sobre los
mayores, un importante estudio
sobre actividad física y factores de
riesgo en enfermedades coronarias
y de corazón realizado sobre un
grupo de personas de la Tercera
Edad de Holanda, reveló que había
una reducción estadísticamente sig-
nificativa en los individuos que rea-
lizaban actividades de jardinería u
horticultura (Caspersen, 1991).

• Igualmente, otro estudio reali-
zado en Francia sobre 2.000 indivi-
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ORIGEN Y DESARROLLO
Años 1800: Desarrollo del uso de la horticultura en el
tratamiento de la Enfermedad Mental.
• 1795 Viena (Austria): Dr.Frank diseñó su centro de salud
mental insistiendo en poner un jardín alrededor para que
los pacientes estirasen las piernas (Ryan & Spurgeon, 1989).
• 1798 Philadelphia (EEUU): Dr.Rush considerado como el
primer psiquiatra, anuncia que el trabajo del campo en el
marco de una granja tiene efectos curativos en el trata-
miento de la enfermedad mental (Tereshkovich, 1975).
• 1806 España: personal de hospitales empieza a enfatizar el uso
de actividades de agricultura y horticultura en sus programas
para pacientes con enfermedad mental (Simson & Strauss, 1998).
• A partir de 1808 en Europa Central: la mayoría de los cen-
tros psiquiátricos incluyen jardines.
Años 1900: Comienzo del uso de la Horticultura con
Discapacidad Física.
• 1917 Nueva York (EEUU): el Departamento de Terapia
Ocupacional del Hospital Bloomingdale ofrece formación en
horticultura (Tereshkovich, 1975).

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duos, mostró que los que realizaban
actividades de jardinería eran signifi-
cativamente menos propensos a desa-
rrollar demencia (Fabrigoule, 1995).

Beneficios para la salud

El Departamento de Horticul­
tura, Recreación y Forestal de la
Universidad Estatal de Kansas
(EEUU), en un estudio realizado
en 2008 por los investigadores Park
y Mattson, constató una fuerte evi-
dencia de que el contacto con las
plantas es directamente beneficioso
para la salud de un paciente hospita-
lizado. Los estudios demuestran que
cuando los pacientes tienen un gran
estrés asociado con la cirugía, ellos
suelen experimentar un dolor más
severo y un período de recuperación
más lento.

Se comprobó que había un
número significativamente menor
de ingesta de medicamentos para el
dolor, las respuestas fisiológicas más
positivas (disminución de la pre-
sión arterial y frecuencia cardiaca),
menos dolor, ansiedad y fatiga, y
una mejor satisfacción general posi-
tiva y superior de los pacientes con
plantas en las salas de recuperación
frente al grupo de control sin plan-
tas en sus habitaciones.

Investigaciones de la Universidad
de Michigan (EEUU), dirigidas por
Cimprich, sobre el cáncer de mama
han puesto de manifiesto la pérdida
de concentración y dificultad para
fijar la atención en las pacientes
no sólo después de la intervención
quirúrgica, sino también después
del diagnóstico y previo a cualquier
tratamiento. Se demostró que las
mujeres intervenidas quirúrgica-
mente por cáncer de mama que
estaban involucradas en actividades
con flores y plantas, y así como
de contemplación de la naturaleza,
tenían el doble de capacidad de
recuperación de la fatiga de aten-
ción que la de las mujeres no invo-
lucradas en estas actividades.

Partiendo de todos estos aspectos
elementales, la profesión del terapeu-
ta hortícola se ha ido desarrollando
para conjugar los beneficios inhe-
rentes al contacto del ser humano
con la naturaleza, con la elaboración
de unos protocolos de intervención
efectivos y seguros, dirigidos a obje-
tivos terapéuticos específicamente
determinados y documentados para
cada afección o circunstancia del des-
tinatario, en procesos terapéuticos
para la adquisición o la recuperación
de habilidades físicas, cognitivas,
emocionales y sociales, que permi-
tan a la persona alcanzar la máxima
autonomía personal y su integración
en la sociedad.

Metodología y programas

El proceso terapéutico suele
seguir los siguientes pasos: deriva-
ción desde un servicio social o sanita-
rio, evaluación por el terapeuta hortí-
cola, fijación de intereses y objetivos
a trabajar, selección de actividades
apropiadas para alcanzar éstos, revi-
sión y evaluación continuadas.
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• 1936 Inglaterra: la Asociación de Terapeutas
Ocupacionales reconoce formalmente el uso de la horticul-
tura como un tratamiento específico para desórdenes físi-
cos y psíquicos (McDonald, 1995).
• 1948 Nueva York (EEUU): Ruth Mosher Place acuña el
término Terapia Hortícola y pone en marcha el primer pro-
yecto (Burlinghame & Watson, 1960).
• 1973 Estados Unidos: Se funda la Asociación Americana de
Terapia Hortícola.
• 1978 Reino Unido: Se funda la
Sociedad para la Terapia Hortícola.
• 1984 Australia: Se funda la Asociación
de Victoria de Terapia Hortícola.
• 1987 Canadá: Se funda la Asociación
Canadiense de Terapia Hortícola.
• 1988 Alemania: Se forma el grupo Jardinería y Terapia, el
cual en 2001 se transforma en la Asociación de Terapia y
Horticultura.

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Es indispensable hacer hincapié
en la importancia de la individua-
lidad de la terapia. Esto significa
que cada persona tiene que ser
evaluada inicialmente con el fin
de elaborar su propio programa de
terapia personal e individual, que
debe tener en cuenta el perfil global
del usuario, sus objetivos, necesida-
des e intereses, entre otros, y que
se adapte esa persona específica. La
evaluación se llevará a cabo periódi-
camente para ajustar el programa de
terapia para las cambiantes circuns-
tancias del individuo y del medio
ambiente.

Aunque el término terapia hor-
tícola engloba todas las utilizaciones
que se hacen de la horticultura o jar-
dinería para los siguientes diversos
enfoques: educativo u ocupacional,
social y terapéutico, y habitualmen-
te se utilizan de forma indistinta los
términos “terapia hortícola” y “hor-
ticultura terapéutica”, de cara a faci-
litar la comprensión de la profesión
del Terapeuta Hortícola, y siguien-
do la terminología reconocida por
la Asociación Norteamericana de
Terapia Hortícola, se pueden dife-
renciar los siguientes programas:

Terapia Hortícola: Es un pro-
ceso activo que se produce dentro de
un plan de tratamiento establecido,
consistente en la realización de acti-
vidades de horticultura o jardinería,
facilitado por un terapeuta hortíco-
la cualificado, para lograr objetivos
de tratamiento específicos y docu-
mentados. Como miembro de los
equipos de tratamiento o atención,
el terapeuta hortícola determina los
objetivos individuales y los planes
de trabajo en su campo para ayudar
a mejorar las habilidades y aprove-
char al máximo las capacidades de
los usuarios. Generalmente se desa-
rrollan dentro de un entorno clíni-
co, sanitario o asistencial: hospital,
residencia gerontológica, centro de
neuropsiquiatría, centro asistencial,
centro de día, etc., así como en cen-
tros de educación especial.

Horticultura Terapéutica:
Es un proceso que no tiene obje-
tivos terapéuticos específicamente
determinados ni documentados,
consistente en la utilización de las
plantas y actividades relacionadas
con ellas para, de forma activa o
pasiva, procurar el bienestar de los
participantes, siendo conducidas
por un terapeuta hortícola o por un
profesional formado en el uso de
la horticultura y jardinería para el
bienestar humano.

- Horticultura Social (tam-
bién conocida como Horticultura
Comunitaria): Es una actividad de
recreo o de ocio relacionada con
las plantas y la horticultura o jar-
dinería, en la que no existen obje-
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BENEFICIOS

En la actualidad existe una creciente demanda, por parte de la sociedad, así
como por parte de las instituciones, en acomodar nuestros
ritmos y estilos de vida hacia unos hábitos más saludables
y conectados con la naturaleza, que equilibren y mejoren
nuestra calidad de vida.

Un programa de Terapia Hortícola u Horticultura Educativa
Social y Terapéutica se elabora de forma específica e indivi-
dualizada adaptado a las necesidades de cada persona, con
el que obtenga los siguientes beneficios, tal y como avalan
diversos estudios científicos:

• Cognitivos: 
– Estimulación de la memoria,
– Mejora de la concentración y aumento de la capacidad de atención,
– Incremento generalizado del funcionamiento cognitivo,
– Desarrollo de la capacidad creativa y de la inteligencia
estética, etc.,

• Psicológicos:
– Mejora del estado de ánimo,
– Mitigación de la depresión,

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tivos de tratamiento definidos, y la
atención se centra en la interacción
social y en las actividades hortícolas
o de jardinería como productos
finales, siendo mantenidos por un
grupo de personas organizadas en
una comunidad con un objetivo o
fin común, pudiendo ser apoyados
en la organización general por un
terapeuta hortícola. Su finalidad es
tanto la producción de hortalizas
para el grupo (aunque algunos son
meramente ornamentales -jardín-, o
de preservación de la flora y fauna
autóctonas -conservacionismo-), así
como fomentar el sentido de comu-
nidad y la interrelación entre los
participantes. Son conocidos como
Huertos Comunitarios. (Nota: Se
diferencian de los Huertos de Ocio
en que éstos son parcelas adjudica-
das cada una a un individuo para
que él sólo y de forma autónoma la
gestione, con finalidad únicamente
de producción hortícola para auto-
consumo individual)

Horticultura Ocupacional: a
menudo es un componente impor-
tante de un programa de Terapia
Hortícola, se centra en proporcio-
nar la formación que permite a las
personas trabajar en la industria de
la horticultura o jardinería profesio-
nal, en centros de trabajo ordinarios
o en centros especiales de empleo.

En muchos casos la finalidad perse-
guida es la de reinsertar a una perso-
na en la sociedad y facilitarle el acce-
so a un empleo. Las personas que
asisten a estos progra-
mas pueden tener o
no discapacidad, pero
en la mayoría de los
casos existe riesgo de
exclusión social .

Identidad propia

Las
principales
diferencias entre los
efectos de practicar
jardinería o la horti-
cultura de manera
informal y la Terapia
Hortícola son una cuestión de pers-
pectiva y detalle. “Un terapeuta
hortícola trabaja con pacientes en
su propio nivel de competencia o
necesidad, elaborando actividades
encaminadas a ampliar su capacidad
mental y física al máximo. El éxito
es a menudo medido en cucharillas
de café: la simple tarea de escribir
los nombres de las plantas en las
etiquetas puede ser un serio desafío
a alguien con diferente capacidad
mental o física” (Lewis 1996:75).

Hoy en día todos conocemos y
confiamos en los profesionales de
medicinas complementarias, como
por ejemplo la Fisioterapia. Y sin
embargo, si pensamos en que, en
nuestro país, esa disciplina se cons-
tituyó como independiente de la
Diplomatura de Enfermería hace
tan sólo 20 años, en 1980; y que
otra como Terapia Ocupacional se
reconoció en 1990; o Logopedia,
que tiene plan de estudios univer-
sitario oficial desde 2007; todo ello
nos abre a dar oportunidad a nue-
vas disciplinas sociosanitarias como
la Terapia Hortícola que ya es reco-
nocida en otros países desde 1948.

En todo lo relacionado con la
salud y el bienestar se ha dado
gran importancia al conocimiento
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La Terapia Hortícola consiste en la realización de actividades de horticultura o jardinería para ayudar a mejorar las habilidades y aprovechar al máximo las capacidades de los usuarios

– disminución de la ansiedad y del estrés, y de comporta-
mientos conflictivos,
– desarrollo de la autoestima, de la satisfacción y del senti-
miento de logro,
– mejora en el manejo de la frustración y de la ira, desarro-
llo de la paciencia y de la responsabilidad,
– i ncremento de la sensación de bienestar, etc.

• Físicos:
– incremento de la respuesta inmunitaria,
– i ncremento de la motricidad fina y gruesa y de la coordi-
nación ojo-mano,
- reducción de la presión sanguínea,
- reducción del ritmo cardíaco,
- aumento de endorfinas,
- estimulación sensorial completa (vista, oído, tacto, olfato
y gusto),
– adquisición de hábitos alimenticios saludables y reducción
de la obesidad, etc.

• Sociales:
– aumento de la participación e interacción social, así como
de la autoestima,
– mejora de la cohesión en grupo,
– estímulo de patrones saludables de funcionamiento social,
etc...

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especializado, y existe una concien-
cia ciudadana que demanda y exige
esa especialización. En el tema que
nos ocupa, aunque cualquier perso-
na puede utilizar la horticultura con
personas con necesidades especiales,
lo que ciertamente es innegable es el
hecho de que el usuario podrá bene-
ficiarse mucho más si lo hace aseso-
rado por un Terapeuta Hortícola,
con formación específica en esta dis-
ciplina universitaria la cual cuenta
con estudios científicos basados en
la evidencia, con una metodología
propia que funciona encaminada a
lograr resultados constatados. Para
utilizar la horticultura y la jardinería
con finalidad terapéutica y de desa-
rrollo de habilidades psicosociales y
cognitivas, dirigida a personas con
necesidades especiales lo deseable
es contar con una doble especiali-
zación: la hortícola y la terapéutica.

Y es que , de cara a evitar riesgos y
a maximizar beneficios, como son
actividades que por las particula-
ridades de dónde se desarrollan y
de cómo se realizan (la tierra, semi-
llas, plantas, plagas, herramientas,
esfuerzo físico, meteorología, ciclos
de cultivo, etc.), y de las personas a
las que se aplican, deben ser reali-
zadas por un profesional que aúne
tanto formación específica y expe-
riencia sobre las necesidades físicas,

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cognitivas, emocionales y sociales
de los usuarios, así como sobre las
eventualidades propias del medio
en el que se desarrolla la actividad.

Atractivos y valores añadidos

Poniendo la Terapia Hortícola
en contexto con las otras terapias
profesionales conocidas, vemos que
cada una tiene su metodología, sus
herramientas y sus beneficios. Por
tanto, lo óptimo es tener a los tera-
peutas desde las distintas terapias
aplicables a cada caso concreto, tra-
bajando juntos en la mejora de la
condición del paciente.

Muchas veces el paciente se sien-
te intimidado por el uso de la pala-
bra “terapia” o por la apariencia
esterilizada de la sala de tratamien-
to. Un jardín, una terraza, un patio,
o un invernadero, parece ser una
atmósfera que impone o impresiona
menos para trabajar en ella, y la acti-
vidad beneficiosa puede ser transfe-
rida desde las áreas clínicas de un
hospital o centro sanitario hacia
zonas más cotidianas y relajantes.

Uno de los “ganchos” o atracti-
vos de la Terapia Hortícola para los
propios usuarios es que la horticul-
tura/jardinería es una actividad con
un propósito, significa algo para
la persona más allá de la función
requerida para llevar a cabo la acti-
vidad. De modo que la atención de
la persona se dirige a conseguir el
objetivo perseguido (por ejemplo,
obtener una cosecha de tomates o
unas flores), en lugar de centrarse
exclusivamente en el proceso reque-
rido para conseguir ese objetivo
(ejercicios para desarrollar o ejerci-
tar determinadas funciones, destre-
zas o habilidades). De esta mane-
ra la persona realiza una actividad
terapéutica sin tener la sensación
de estar realizando un ejercicio ruti-
nario de terapia. Algunos pacien-
tes carecen de entusiasmo por los
ejercicios estándar de rehabilitación
y resulta arduo motivarlos en su
rutina diaria. Por lo que podría
complementarse, con la recomenda-
ción del equipo de terapeutas, con
un programa de Terapia Hortícola
diseñado específicamente para cada
usuario, de modo que puedan desa-
rrollar las mismas habilidades moto-
ras o la rehabilitación muscular a
través de actividades adicionales de
horticultura o jardinería, u otras
actividades afines utilizando mate-
riales de plantas y flores. El paciente
ni siquiera se da cuenta de que está
haciendo una terapia mientras está
ocupado trabajando en algo que en
lo que está interesado en hacer.

Actividades de horticultura bien
planificadas dentro de un progra-
ma de Terapia Hortícola llegan a
desempeñar un rol muy importan-
te en mejorar la coordinación, la
movilidad, la resistencia y la condi-
ción física. Los efectos de músculos
debilitados, movilidad reducida, y
rigidez de las articulaciones pueden
ser ampliamente disminuidos a tra-
vés de este tipo de actividades.

Cualquiera que haya tenido oca-
sión de descubrir los primeros bro-
tes de flores en un jardín al llegar la
primavera, o aquellos que se hayan
sentido orgullosos al contemplar
unos rojos tomates fruto de sus
cuidados, podrán comprender la
facilidad con que toda una serie de
emociones se desarrollan cuando
entramos en contacto con la natu-
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TERAPIA HORTÍCOLA, PREMIO EXTRAORDINARIO DE EDUCACIÓN PARA LA SALUD
Al programa de Terapia Hortícola que diseñó Inma Peña Fuciños para alumnos con problemas de audición y lenguaje
del Centro de Educación Especial Nuestra Señora del Rosario le acaban de otorgar el Premio Extraordinario de Educa-
ción para la Salud dentro del Concurso Nacional de Experiencias Educativas organizado por la Confederación Española
de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos y concedido por la Asociación Española de Educación para la Salud.
Aunque ciertamente cualquier persona puede facilitar a otros con fines terapéuticos la realización de actividades
hortícolas y de jardinería de manera informal, también es innegable que podrán beneficiarse mucho más si lo hacen
asesorados por un terapeuta hortícola, lo cual es además una garantía para los usuarios, especialmente cuando las
actividades de horticultura y jardinería van dirigidas a personas con necesidades especiales.
“Por tanto –afirma la autora de este artículo– este es un premio para todas las personas que tendrán más oportunida-
des de conocer un poco mejor los beneficios de la Terapia Hortícola, y que podrán a través de ella mejorar su calidad
de vida y su bienestar”.

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raleza, y especialmente cuando par-
ticipamos en tareas de horticultura
y jardinería. Cuando trabajamos en
un huerto o en un jardín aprende-
mos a practicar la paciencia, puesto
que todo proceso de cultivo requie-
re unos tiempos determinados y
las plantas crecen de acuerdo a sus
propios relojes, o a lidiar con la ira y
la frustración al aceptar que los fru-
tos de nuestro trabajo hortícola no
son inmediatos sino que requieren
su tiempo para crecer y madurar,
esto conduce a un estado de ánimo
en el que nuestra mente aprende a
no buscar siempre una gratificación
inmediata en todos los aspectos de
nuestras vidas, sintiéndose satisfe-
cho y siendo capaz de esperar por la
recompensa, o a desarrollar nuestra
autoestima cuando a través de los
esfuerzos de uno mismo, las plantas
crecen, florecen y dan sus frutos
(Sempik, 2003:43).

Una intervención de Terapia
Hortícola en un proceso terapéutico
es una herramienta más que contri-
buye al mismo aportando valores
añadidos especiales, que no están
presentes en otras disciplinas:

1. El medio ambiente: “Las
plantas son tan eficaces en la obten-
ción de respuestas humanas debido
a que su entorno contrasta fuer-
temente con el mundo social en
que nos movemos. El jardín es un
lugar seguro, un ambiente benevo-
lente donde todos son bienvenidos.
Las plantas no tienen prejuicios,
no amenazan, y no discriminan.
Responden a la atención, no a las
fortalezas o debilidades de la perso-
na que la haya facilitado. No impor-
ta si uno es negro o blanco, ha ido
a la guardería o a la universidad,
es pobre o rico, sano o enfermo:
las plantas prosperan cuando se da
atención con cuidado. Así, en un
jardín, se puede dar el primer paso
hacia la confianza en sí mismo”
(Lewis, 1996: 64).

2. La diversidad de actividades
y sus efectos: la horticultura cubre
una gran variedad de habilidades,
con lo que muchas tareas requie-
ren buena destreza y coordinación,
variando la cantidad de esfuerzo,
otros son ideales para la práctica
de la medición de la cantidad y el
volumen, la toma de decisiones, se
trabaja en equipo estimulando la
conversación, etc. La mayoría de las
personas no son conscientes de la
naturaleza aeróbica, no competitiva
de la jardinería; muchas son las
formas de ejercicio de jardinería dis-
ponibles, las cuales trabajan desde
la motricidad fina hasta capacidades
motoras gruesas (Mattson, 1992).
Lo más importante es que “la hor-
ticultura conduce de forma natural
al desarrollo de habilidades para la
vida independiente” (Reilly, s.f.).
Constituye un instrumento para la
interdisciplinaridad. En este senti-
do deben considerarse recursos de
apoyo al desarrollo de contenidos
educativos o curriculares: ciencias
naturales (al tratar temas de clima-
tología, edafología, meteorología y
botánica), matemáticas (a través de
mediciones de la altura de las plan-
tas, marcos de plantación, peso de
los productos cosechados, cálculo
de porcentajes de semillas sembra-
das y germinadas, etc.), lengua y
literatura (a través del conocimiento
de nuevo vocabulario, lectura de
obras relacionadas con el campo y
los jardines, adivinanzas, refranes y
cuentos populares), etc.

3. Capacidad de motivación: La 
gente tiene una necesidad innata 
de propósito (Lewis 1996:64) y el 
aprendizaje con un propósito es 
motivante. Es más fácil recordar 
cómo hacer una actividad compleja, 
compuesta por tareas consecutivas, 
si se puede entender que cada tarea
individual es necesaria para alcan-
zar el resultado deseado. Así que
cultivar una diversidad de plantas y
hortalizas puede proporcionar una
amplia gama de tareas y estimular
las oportunidades de aprendizaje
(Thoday y Dodd 1988). “El aprendi-
zaje basado en el deseo de alcanzar
una meta personal aumentará la
motivación, el esfuerzo y la retención
del aprendizaje” (Sutcliffe 1998:72).
Es sabido que la jubilación, el no
sentirse útil y la falta de actividad
suelen ser frecuentemente el origen
de problemas de salud, tanto físicos
como, sobre todo, psicológicos. EL
trabajo hortícola supone una acti-
vidad física moderada, que además
es algo familiar para muchas perso-
nas por haber nacido en entornos
rurales, por lo que
muchos mayores tie-
nen experiencia y se
sienten cómodos en
este ámbito, y ello
les da confianza e
interés a la hora de
animarse a realizar
tal actividad. Por
tanto, representa
una magnífica tera-
pia preventiva que
propicia la salud físi-
ca y mental, contri-
buyendo a un enve-
jecimiento activo.

4.Disfrute:
Ninguna ocupación
cumple su objeti-
vo a menos que el
paciente reciba una
satisfacción, tenga
un significado para
él, o suponga una
diversión (Reilly 
1962). No se puede
ignorar la necesidad inalienable de
belleza que comparten todos los
seres humanos. En este sentido,
tener la oportunidad de pasar tiem-
po en un huerto, patio o jardín
bellamente diseñado, oasis verdes
que estimulan nuestros sentidos,
dan vitalidad, reconfortan y pro-
porcionan serenidad, nos transmite
una armonía estética que favorece
nuestra creatividad, así como nues-
tro sistema inmunológico y la pro-
ducción de endorfinas, la hormona
del bienestar.

5. Biofilia: Los científicos estu-
dian ahora biofilia sienten que los
humanos tienen una profunda nece-
sidad de interactuar y relacionarse
con la naturaleza y el mundo que
viven a su alrededor; se está descu-
briendo que el valor reconstituyente
del mundo natural es muy fuerte
en la recuperación de la enferme-
dad y en el Síndrome de Burnout
(Biophile Magazine 2007).

En definitiva, propicia la salud
física y mental, introduciendo hábi-
tos de vida saludables (tales como
alimentación sana, ejercicio físico
moderado), impulsando la autono-
mía personal, ayudando a recuperar
la autoestima y reconstruir la con-
fianza, favoreciendo el desarrollo de
habilidades sociales, promoviendo
la participación social e interge-
neracional, facilitando aprendizajes
útiles para un desarrollo integral
dentro y fuera del marco educativo
(que permitan obtener titulaciones
y conseguir trabajo), ayudando a
reconstruir vidas después de un
accidente o enfermedad, y a un
envejecimiento activo, y proporcio-
nando serenidad, armonía y bien-
estar mejorando la calidad de vida.
____________________________________________


Reilly, J. (s.f.) Gardening for Therapy. The Organic Way
No179 Magazine. Warwickshire: HDRA Henry Doubleday
Research Association.
Sempik, J., Aldridge, J., & Becker, S. (2003) Social and
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Villanueva, C. (2008): Déficit de Naturaleza. Revista Neo
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