ELEMENTOS PARA EL DISEÑO DE JARDÍNES TERAPEÚTICOS
Tuve la oportunidad de explorarlo en el año 2002, cuando me encargaron diseñar un jardín de este tipo. Inicié entonces una investigación para recopilar datos en los que apoyar posteriormente mis decisiones como diseñador. Gracias a la ayuda de mi padre, doctor en Medicina y diplomado en Hidrología médica, pude completar el trabajo que ahora ha dado lugar a este texto. Se lo dedico a él, que falleció en julio de 2008.
En el artículo que sigue a continuación se describen los componentes de este tipo de jardín y también se explican sus diversos efectos terapéuticos. Las explicaciones médicas aportadas tienen una gran relevancia, ya que permiten proyectar el jardín pensando en un usuario con unas necesidades psíquicas y corporales muy concretas. Los jardines terapéuticos son idóneos para parques municipales pero también para clínicas, hoteles, residencias geriátricas, balnearios, prisiones, escuelas, hospitales y guarderías. En cada caso particular, el jardín deberá adaptarse a las características determinadas de esos lugares y de las personas que se encuentren allí.
La información contenida en este trabajo aporta los suficientes datos como para que el diseñador profesional, en colaboración con un médico, pueda comenzar y orientar adecuadamente su proyecto.
Ejercicio físico
El jardín es un lugar excelente para el ejercicio físico. Hay que tener en cuenta que una cierta actividad física moderada realizada al aire libre reporta numerosos beneficios a la salud corporal: frena la atrofia muscular y favorece la movilidad articular, evita la descalcificación ósea, mejora la contracción cardíaca, aumenta la eliminación de colesterol, reduce el riesgo de formación de trombos e infartos, aumenta la capacidad respiratoria y la oxigenación de la sangre, equilibra el sistema nervioso, frena las insuficiencias hormonales, estimula los órganos de los sentidos, contribuye al equilibrio psicoafectivo y favorece la eliminación de los desechos de la sangre. Por otro lado, son bien conocidos los beneficios de la utilización de la actividad física como herramienta terapéutica: en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio o en los que padecen insuficiencia cardíaca, en ancianos afectados por la osteoporosis o la artrosis, en pacientes con cáncer y en individuos con depresión.
El ejercicio físico también previene el catarro y los resfriados. Las personas que llevan una vida físicamente activa tienen su sistema inmunológico mucho mejor preparado para defenderse de los virus que están en el ambiente. Basta con caminar a diario o montar en bicicleta para reducir el riesgo de los incómodos catarros y resfriados.
Por otro lado, hay autores, como Roger S. Ulrich, que señalan el efecto restaurador de los espacios verdes. Este investigador ha demostrado que los jardines y otros espacios naturales logran que la persona se recupere antes de la fatiga física. En experimentos realizados con sujetos sometidos a situaciones de estrés inducido mediante el ejercicio físico, comprobó que la tensión muscular se restablecía mucho más rápidamente cuando éstos contemplaban escenas naturales y con vegetación.
Según todo esto, a la hora de diseñar un jardín terapéutico deberemos incluir zonas que permitan el ejercicio físico. En este sentido son adecuados los circuitos biodinámicos, los recorridos con aparatos de gimnasia convencional que permitan también correr y, por último, los caminos adaptados para montar en bicicleta y para pasear. No obstante, conviene aclarar que existe una gran diferencia entre un jardín terapéutico y un polideportivo al aire libre. Todas las actividades que facilitan la gimnasia y la actividad física deben estar perfectamente integradas en el jardín formando una unidad con él.
Helioterapia
La Helioterapia es la utilización de las radiaciones solares con fines terapéuticos. Para que esta actividad actúe realmente como una terapia es indispensable que sea sistemática y que el sol se reciba sobre el cuerpo desnudo. Tomar el sol para broncearse no es Helioterapia.
Los efectos beneficiosos producidos por la radiación solar en el organismo son los siguientes: activan las funciones metabólicas; tienen acción antiinflamatoria; ayudan a regenerar los tejidos dañados; estimulan las glándulas endocrinas, sobre todo tiroides y gónadas; facilitan la asimilación del calcio a través de la vitamina D, producida por el propio cuerpo al recibir los rayos UVA y, por último, estimulan las terminaciones periféricas del sistema nervioso, especialmente las simpáticas, lo cual facilita las actividades intelectuales y aumenta las sensación de bienestar. Las consecuencias negativas de una exposición excesiva y sin control pueden ir desde la insolación o golpe de calor hasta quemaduras en la piel, trastornos oculares diversos e incluso cáncer de piel.
Para realizar estas curas de sol es importante considerar el medio en que se practican, la hora del día, la estación del año y las características particulares del paciente. El lugar destinado para esta terapia debe estar al abrigo de vientos, que pueden desplazar los fotones de los rayos rojos e infrarrojos reduciendo así el efecto beneficioso del sol. La perpendicularidad también es importante, por lo que las horas del día más adecuadas son entre las 10 y las 13 horas.
Los rayos del sol deben recibirse sobre el cuerpo desnudo directamente, sin que éstos atraviesen vidrios o cubiertas de plástico que les harían perder efectividad. La cabeza debe estar siempre cubierta y los ojos protegidos con gafas oscuras homologadas. Es erróneo pensar que la Helioterapia es exclusiva de los meses de verano, ya que puede practicarse en cualquier época del año. En el invierno resulta de mayor eficacia, porque el organismo es más sensible en esa estación y la atmósfera más rica en radiación solar difusa.
La aplicación del sol será sobre zonas reducidas del cuerpo, que se van descubriendo durante periodos de tiempo crecientes. El Programa Rollier suele aplicarse con frecuencia por sus buenos resultados. Todo el proceso debe realizarse bajo la supervisión de un médico.
En el jardín terapéutico debe reservarse una zona para la práctica de esta terapia natural. Estará orientada al sur, protegida del viento y despejada total o parcialmente de vegetación arbórea.
El agua y los iones negativos
El estado eléctrico de la atmósfera ejerce una acción notable sobre el organismo. En el siglo pasado, numerosas investigaciones se han centrado en la influencia del estado atmosférico y, en particular, de la humedad sobre el espectro iónico. Los investigadores de la escuela alemana de Dessaur, de la rusa de Tchijevski, de la japonesa de Kimura, de la americana de Herrington y otras, han mostrado los efectos beneficiosos de la ionización negativa y los efectos perjudiciales de los iones positivos.
Parece ser que la ionización negativa produce variaciones en los niveles de serotonina en el cerebro y esto, a su vez , afecta a los estados emocionales. En general, el predominio de iones negativos en la atmósfera genera en el organismo múltiples beneficios sobre casi todas las funciones: mejora y aumenta el rendimiento físico; acorta el tiempo de recuperación del cuerpo después del ejercicio, así como el tiempo de respuesta a los estímulos externos; mejora el equilibrio corporal, además del tono general físico y psíquico. En cambio, el predominio de cargas positivas causa malestar, excitación, menor capacidad laboral, irritabilidad, nerviosismo, recrudecimiento de las molestias propias de los procesos reumáticos y secuelas traumáticas, afecciones respiratorias, etc.
La ionización negativa de la atmósfera está ligada directamente a los niveles de humedad ambiental. La acción de las olas golpeando contra un rompiente, el agua cayendo en una cascada o en una fuente producen iones negativos. En su proximidad se puede disfrutar de su efecto sedante. También se percibe este efecto después de una tormenta de primavera, donde el aire queda cargado de humedad.
La vegetación abundante, sobre todo si es arbórea, también posee una gran capacidad para aumentar los niveles higrométricos y, por lo tanto, la ionización negativa en el ambiente. Esta característica hace que los entornos forestales, con su microclima especial, ejerzan una acción sedante del sistema nervioso, facilitando el sueño y actuando favorablemente sobre las distintas funciones orgánicas.
A la luz de todos estos datos, vemos que en los jardines terapéuticos tiene una gran importancia la presencia de agua limpia y en movimiento (fuentes, surtidores, cascadas, etc.) así como la vegetación arbórea abundante, preferiblemente frondosas .
Climatología
El clima es el conjunto de características atmosféricas medias propias de una determinada región. En consecuencia, es una situación atmosférica imaginaria deducida de la integración de datos medios durante largos periodos de tiempo.
La Organización Mundial de la Salud considera que el clima da carácter e individualidad a una determinada región. Por el contrario el tiempo no logra esto, ya que se pueden registrar tiempos muy variados en un determinado clima.
La Climatología puede aportar datos importante utilizables en el mantenimiento o la recuperación de la salud de las personas. El ser humano está vinculado íntimamente a su ambiente y los factores meteorológicos influyen en su estado de salud. Por tanto, la elección del lugar concreto donde se localizará el jardín terapéutico tiene una gran importancia. Esto es debido a que las características particulares del clima de esa región, con sus cambios cuantitativos y cualitativos, afectarán directamente al organismo de los usuarios del jardín.
De acuerdo con esto veamos ahora, de manera breve y general, cuales son los diferentes climas de la Península y su influencia sobre las personas.
El clima de llanura (menos de 600 m de altitud) suele tener un efecto sedante. No obstante puede registrarse una ligera acción tónica si la luminosidad y las horas de sol son considerables, el aire es suficientemente puro y la vegetación abundante.
El clima de montaña (altitud entre 600 y 2000 m) produce una acción tónica y estimulante del organismo, que se manifiesta por un aumento de la capacidad reaccional del individuo. Esta será variable de acuerdo con las circunstancias particulares de cada persona.
El clima costero o de litoral tiene una acción tonificante general. Sin embargo en zonas cálidas produce un efecto sedante debido a la temperatura constante, la presión barométrica y el alto grado higrométrico.
El clima que ofrecerá el jardín estará condicionado también, de forma positiva o negativa, por el área donde se encuentre: natural, rural o urbana y con vegetación abundante o escasa. En el caso de los núcleos urbanos habrá que tener en cuenta además la contaminación del aire (polvo, gases, gérmenes, etc.), los ruidos y el efecto de los campos magnéticos de los innumerables aparatos eléctricos.
Para conocer la acción terapéutica que producirá el jardín sobre el organismo de las personas que lo usan, deberemos tener presentes las características del clima en donde se establecerá dicho jardín.
Vegetación, colores y aromas
La vegetación, sobre todo la arbórea, tiene una gran importancia en el jardín terapéutico. La influencia que ejerce sobre el clima es muy positiva y variada, actuando sobre el confort humano. Esto a su vez redunda en un aumento del bienestar de las personas.
Las zonas arboladas y con vegetación abundante amortiguan las temperaturas extremas, elevan la humedad ambiental (hasta un 10 % en el verano), incrementan la cantidad de iones negativos en la atmósfera, frenan el avance de los vientos, retienen las partículas de polvo en el aire (alrededor de 1 kg. al año por árbol), aumentan el nivel de oxígeno en el ambiente y lo impregnan de aerosoles naturales balsámicos y resinosos (en el caso, por ejemplo, de coníferas) liberándolo de microorganismos.
Todas estas características hacen que las zonas forestales tengan una destacada acción sedante del sistema nervioso. Esto facilita el sueño, al tiempo que actúa favorablemente sobre las diferentes funciones orgánicas.
Por otro lado la visión de vegetación sana y exuberante, si además va acompañada de agua limpia y en movimiento, desencadena un agrado prácticamente universal (fitofilia e hidrofilia). Como ha demostrado la Psicología Ambiental, tanto en pruebas de carácter subjetivo como con medidas fisiológicas de carácter objetivo, la contemplación de estos dos elementos, agua y vegetación, disminuye el estrés y la ansiedad produciendo estados psicológicamente favorables (estado alfa).
Otros rasgos importantes del jardín terapéutico, con ciertos efectos beneficiosos, son los colores y los aromas de las plantas. En estudios realizados por expertos en Psicología se ha comprobado que los colores influyen intensa y directamente en las reacciones emocionales y perceptivas de las personas. Estos experimentos han probado que existen colores activos, violentos y animados mientras que otros son pasivos, suaves y
reposados. Todos afectan a la conducta y las emociones humanas.
En general, los azules resultan relajantes e inspiran tranquilidad influyendo en la actividad intelectual y creativa. Los amarillos y naranjas son alegres y estimulantes. Los rojos producen un efecto moderadamente excitante. El blanco, en cambio, se considera neutro y proporciona serenida. También es preciso mencionar a los verdes, que suelen aparecer en el jardín como fondo permanente en el follaje de las plantas. Este color es discreto, nunca cansa y genera sosiego.
Los aromas del jardín son producidos por las flores y las hojas olorosas de algunas especies vegetales. Estas fragancias son capaces de reforzar los estados psicológicos favorables estimulando intensamente a la persona a través del
olfato.
Dentro del jardín terapéutico se pueden crear diferentes espacios caracterizados cada uno por un determinado aroma propio que confiere identidad, además de bienestar. La experiencia de entrar en una atmósfera perfumada por el olor de las plantas puede convertirse en una experiencia placentera difícil de olvidar.
Para acabar, en la selección de especies habrá que evitar las plantas peligrosas (con espinas o venenos) así como las que generen alergias.
Circuitos Kneipp
Sebastián Kneipp fue un cura párroco de Wörishofen, en Baviera, que vivió en el siglo XIX. Aunque no tenía estudios de medicina de ningún tipo, propuso un sistema terapéutico cuyo fin era poner en marcha y estimular el impulso curativo natural del organismo humano.
Para probarlo, primero se lo aplicó a sí mismo con el objetivo de curar sus dolencias. Después de comprobar sus beneficios comenzó a recomendarlo a centenares de enfermos, que le buscaban atraídos por su fama y voluntariamente se sometían a sus cuidados. Actualmente la cura de Kneipp se considera importante en la rehabilitación y en la medicina profiláctica, facilitando al enfermo el cuidado activo de su salud.
En esencia consta de cinco componentes: hidroterapia, dietética, fitoterapia, cura de ejercicio o movimiento y, por último, ordenación natural de la vida o psicoterapia.
Siguiendo este método se logra la estimulación no específica del organismo y, en especial, de la circulación y del sistema nervioso vegetativo. Debido a que esta terapia es fundamentalmente de entrenamiento, es conveniente que las pautas se establezcan de forma progresiva operando con suavidad y prudencia. Los efectos serán más favorables cuanto más uniforme y moderado sea el tratamiento.
Las aplicaciones de la cura de Kneipp que pueden realizarse en el jardín terapéutico son: caminar sobre guijarros, pisar agua o caminar en ella, baños de aire, caminar sobre nieve (invierno), cepillado en seco de la piel, caminar sobre hierba cubierta de rocío y caminar sobre arena.
Hay que tener en cuenta que al caminar con los pies desnudos y la cabeza descubierta se experimenta un fenómeno en el que interviene la electricidad negativa de la corteza terrestre y la positiva de la atmósfera. De este modo se consigue activar el potencial electromagnético propio, lo que equilibra el organismo y potencia la salud. Al hacerlo sobre arena o guijarros se experimenta además un micro masaje múltiple, con claros efectos reflexológicos y beneficiosos para el cuerpo.
Todas las técnicas mencionadas antes deben situarse integradas en un circuito para ser recorrido por el paciente. A su vez, este circuito debe formar una unidad con el jardín.
El procedimiento para realizar las técnicas recomendadas por Kneipp debe aplicarse siguiendo los consejos y la supervisión de un médico. Esto permitirá atender las particularidades de cada individuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario