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Un estudio de mediciones de actitudes implícitas hacia al medio ambiente en estudiantes de biología y psicología: ¿Biofilia?
Psicología Ambiental
RESUMEN
- A una muestra de 59 estudiantes de biología y 75 de psicología, se les aplicó una prueba de asociación implícita para determinar su evaluación automática hacia entornos urbanos y naturales. La tarea consistía en clasificar 24 imágenes de ambientes urbanos y naturales, además la misma cantidad de palabras emocionales positivas y negativas en un diseño cuasi experimental. Los resultados fueron analizados desde una perspectiva diferente a la tradicional utilizada en la técnica del IAT, a través de un ANOVA de diseño mixto. De dicho análisis se encontró que tanto psicólogos como biólogos tienen actitudes positivas hacia entornos naturales, pero difieren en magnitud. Otro hallazgo de interés consiste en que hay diferencias en la forma de evaluar los entornos urbanos. Sin embargo, ambos grupos parecen tener una preferencia no consciente hacia ambientes naturales, esto puede interpretarse como evidencia del fenómeno de biofilia.Palabras clave: Medio ambiente, asociación implícita, biofilia.
En agosto del año 2008 se reunieron psicólogos afiliados al APA (American Psychological Association) de diferentes países, para discutir sobre el impacto que tiene el cambio climático y el calentamiento global en la conducta y la psique del ser humano. En esta reunión se puso de manifiesto la necesidad de estudiar las cuestiones ambientales desde una perspectiva psicológica (Hamilton, 2008).
Dentro de este marco existe una demanda de estudios que permitan acercarnos al tema y sobre todo entender la conducta que los seres humanos tenemos hacia nuestro entorno. Como es bien sabido, son nuestras acciones las que han ocasionado el deterioro ambiental, por lo cual resulta urgente el trabajo en esta área.
En las últimas décadas las investigaciones sobre este tema se han centrado en el estudio de las actitudes, creencias y valores hacia el medio ambiente (Vozmediano y Guillén, 2005). Donde, en términos generales, las actitudes se han definido como el juicio de evaluación ya sea favorable o desfavorable hacia un objeto social (Oskamp & Schultz, 2004). Involucrando la toma de decisión y la realización de acciones. Así, se puede decir que tienen una estructura tripartita al contener componentes afectivos (evaluaciones favorables y desfavorables), cognitivos (tomar decisiones) y conductuales (acciones realizadas) (Breckler, 1984; Ostrom, 1968, citados en Greenwald, 1990).
A partir de este interés por los aspectos ambientales se han construido una buena cantidad de instrumentos de autoreporte que permiten detectar las actitudes que las personas tienen hacia al ambiente (Milfont & Duckitt, 2006). Dentro de los hallazgos relevantes al trabajar con dichos instrumentos se puede mencionar que existen dos tipos de estructuras actitudinales: una bidimensional propuesta por Thompson y Barton (1994), las cuales son la antropocéntrica en donde existe una valoración positiva hacia los entornos naturales por los beneficios que este proporciona a los seres humanos y la otra denominada ecocéntrica caracterizada por la valoración de la naturaleza por sí misma (Amérigo, Aragonés, Sevillano y Cortés, 2005).
Por otro lado, existen estructuras tridimensionales que han sido tomados desde el constructo teórico de valores propuesta por Schwartz (1994). En ella encontramos una dimensión biosférica que corresponde a una valoración de todas las cosas vivas, otra altruista en dicha dimensión existe una valoración de la naturaleza por el impacto que este causa al ser humano y una tercera dimensión denominada egocéntrica, la cual se centra en la valoración del medio por el impacto que tiene en el propio individuo (Schultz & Zelezny, 2003). Estos valores son adoptados posteriormente por Schultz para construir una escala para medir el interés por los problemas ambientales (Schultz, 2000).
Ambos tipos de estructuras (bidimensionales como tridimensionales) son muy parecidas dentro de sus conceptualizaciones. Se coincide en que el ser humano realiza una valoración positiva del medio ambiente, pero las diferencias se manifiestan en los motivos por lo cual se debe cuidar. Los resultados de diferentes investigaciones en este campo así lo han demostrado (González y Amérigo, 1999; Hernández, Suarez, Martínez -Tovisco y Hess, 1997; Schultz, 2002; Pato, Ros y Tamayo, 2005; Amérigo, Aragonés, De Frutos, Sevillano & Cortés, 2007).
Por otro lado, otra línea de investigación derivada del interés que se tiene hacia los espacios naturales, son las que han abordado el desarrollo de mediciones explícitas para detectar la conexión que se posee hacia el medio ambiente natural. Éstas se han realizados principalmente con estudiantes o personas jóvenes. Los resultados indican que los participantes sienten una identificación con los entornos naturales y que estos pueden deberse al fenómeno conocido como biofilia (Nisbet, Zelenski & Murphy, 2008; Mayer & Frantz, 2004, Schultz, Shirver, Tabanico & Khazian, 2004; Schultz, 2002; Kals, Schumacher & Montada, 1999). Esta consiste en que las personas a nivel inconsciente se sienten identificadas con la naturaleza. También se puede entender como la necesidad biológica por parte de los seres humanos de relacionarse con todos los seres vivos (Wilson, 1989).
En este mismo sentido Kellert y Wilson (1996) publican el libro titulado la hipótesis de la biofilia, en él se afirma que existe una necesidad con bases genéticas, de afiliarse con la vida y los procesos naturales. Asimismo, Kellert propone nueve valores hacia el medio ambiente donde se plasma la dependencia evolutiva hacia la naturaleza como parte de la adaptación del ser humano a su entorno (Kellert, 1996).
Otra línea de investigación desarrollada en la búsqueda de datos empíricos para sustentar la biofilia son los estudios efectuados con niños de diferentes países donde manifiestan valores de cuidado y preocupación ambiental, a través de entrevistas (Howe & Kahn, 1996; Kahn & Friedman, 1995). Obteniendo resultados similares a los estudios realizados con auto reporte en muestras de estudiantes, donde se manifiesta una preferencia o interés hacia los espacios naturales.
En lo que respecta al funcionamiento cognitivo también se ha detectado que los ambientes naturales favorecen el desempeño en tareas de memoria a corto plazo y atención. Como el estudio realizado por Berman, Jonides y Kaplan (2008) que muestra la existencia de un incremento en el desempeño en estas tareas en aquellos sujetos que habían estado expuestos a ambientes naturales en comparación con los que habían estado en ambientes construidos. Aunque en este trabajo no se menciona el concepto de biofilia, se podría interpretar como una manifestación de la misma.
Además de los estudios con medidas de auto reporte, se han abordado recientemente los trabajos con medidas de asociación implícita desarrolladas por Greenwald, Banaji, Rudman, Franham, Nosek y Mellott (2002). La idea nace de la teoría de la cognición social retomando la conceptualización de las representaciones sociales, en ella se asume que la información que poseemos se encuentra estructurada en forma de redes de asociaciones vinculadas entre sí con diferentes fuerzas. Dependiendo del valor de estas fuerzas de asociación, la accesibilidad a dichas representaciones va a manifestarse en actitudes, estereotipos, autoconceptos o identidad de los individuos (Greenwald, Banaji, Rudman, Franham, Nosek & Rosier, 2000).
Dentro de este contexto, las actitudes implícitas son definidas como las asociaciones que existen entre dos nodos de información, uno es el objeto hacia el cual se dirige la actitud como puede ser un árbol, un arma o incluso objetos abstractos. Y el otro nodo es la evaluación que puede ser positiva o negativa, buena o mala, gusto o disgusto. Las personas al exteriorizar una actitud ligan el objeto de actitud con una evaluación (ya sea positiva o negativa) con una cierta fuerza de asociación, de forma automática y en muchas ocasiones de forma inconsciente (Oskamp & Schultz, 2004).
En cuanto a la identidad, se define como la asociación que existe entre el yo y el objeto al cual se da la identidad, de la misma forma que las actitudes se establece de forma automática. Las investigaciones realizadas en este ámbito, se ha indagado la identidad implícita correlacionada con escalas de actitud hacia los espacios naturales y construidos, mostrando una tendencia a ver la naturaleza como buena o con una identificación hacia ella (Schultz, Shirver et al., 2004). La ventaja de trabajar con mediciones implícitas es que las respuestas obtenidas son automáticas, es decir fuera de la conciencia de los individuos, evitando así el sesgo que puede ejercer la deseabilidad social (Greenwald, 1990). Estos hallazgos que coinciden con los datos obtenidos a través de las mediciones de auto reporte y nos lleva a preguntarnos si estas manifestaciones son debidas al concepto de la biofilia.
Dentro de este marco, en los estudios previos de asociación implícita no se ha tomado en cuenta la actitud, es decir, la inclinación emocional positiva o negativa hacia la naturaleza. Sólo se ha estudiado la identidad del sujeto hacia ella. Además, se han utilizado sólo palabras de ambientes naturales y construidos, pero no fotografías. Tampoco se han realizado comparaciones entre grupos de contraste, como en la presente investigación con estudiantes de psicología y biología. Así, el presente estudio contribuye en los aspectos antes mencionados, además podría aportar elementos al debate sobre la posible existencia del fenómeno de la biofilia.
Con lo expuesto anteriormente, el objetivo de la investigación está planeado con el propósito de encontrar evidencia que permita explorar la hipótesis de una diferencia significativa entre estudiantes de biología y psicología con respecto a su actitud implícita hacia los entornos urbanos, pero no así hacia los espacios naturales.
Método
Se describen a continuación un estudio de Asociación Implícita (IAT) diseñado específicamente para la medición de actitudes hacia el medio ambiente.
Participantes
Las poblaciones con las cuales se trabajaron para este estudio son representativas y de la intención del mismo. Se trabajó con una muestra de 59 estudiantes de biología ya que dentro del perfil deseable para esta carrera es que posean una preferencia marcada hacia el medio ambiente natural y tengan interés sobre el estudio de los seres vivos y 75 estudiantes de psicología dado que el perfil de esta población es de tipo humanista y presentan un interés por el estudio y comprensión del ser humano. En este último, en su discurso curricular, los temas que involucran los aspectos del medio ambiente se reducen a sólo una materia y los alumnos participantes aún no la cursaban al momento de realizar el estudio. La edad de ambas muestras oscilaba entre 16 y 26 años. La población femenina igualaba en proporciones a la masculina.
Instrumentos y Materiales
La prueba de asociación implícita (IAT de sus siglas en inglés Implicit Association Test) de actitud se caracteriza por ser dicotómicos y por ello la presentación de estímulos que se van clasificar se trabajaron en 2 categorías, en este caso se utilizaron 12 imágenes de naturaleza las cuales representaron animales, plantas, diferentes ecosistemas, e igual cantidad de imágenes de ciudad donde se incluyeron monumentos, avenidas, aéreas de diversión, etc. Así, también se presentaron 2 tipos de atributos que fueron positivos y negativos. Para los atributos buenos se trabajó con palabras emocionales positivas: aceptación, amor, serenidad, optimismo, interés, felicidad, paz, confianza, triunfo, orgullo, deleite y maravilloso. Mientras que para los atributos malos, se utilizaron palabras emocionales negativas: aprensión, temor, frustración, melancolía, remordimiento, aburrido, desprecio, fastidio, agresividad, miedo, tristeza y odio. Las palabras emocionales se retomaron de la clasificación de las emociones positivas y negativas de acuerdo a lo propuesto por Plutchik en su mapa emocional (Caruso & Salovey, 2004). Los estímulos son presentados en 5 bloques. En la Tabla 1 se muestra la secuencia de los bloques experimentales que fueron presentados en la investigación.
Tabla 1Diseño de los bloques del IAT de actitud
La técnica consiste en presentar al participante a través de la pantalla de la computadora un estímulo que debe categorizar tan rápido y preciso como le sea posible. En la Figura 1 se muestran dos ejemplos donde el estímulo es una imagen que representa entornos de la naturaleza. Además, en la parte inferior se presentan las cuatro categorías en las que se van a clasificar.
Imagen 1. Imágenes del IAT de actitud, en el lado izquierdo se ejemplifica una presentación de balanceo y del derecho en contrabalanceo
La tarea del participante es presionar una tecla del lado izquierdo para elegir la categoría que se encuentra de ese lado y una tecla que se encuentra en el extremo derecho para escoger la categoría correspondiente de ese mismo lado. Se da retroalimentación en caso de equivocarse, lo cual le permite corregir su respuesta (Greenwald, Nosek &Banaji, 2003).
Ya en el estudio, a un grupo se le presento la categoría del lado izquierdo de naturaleza con el atributo positivo y del lado derecho ciudad – negativo (balanceado). Mientras que a otro grupo se les presentó en forma invertida las categorías y atributos, de lado izquierdo ciudad – positivo y derecho naturaleza – negativo (contrabalanceo).
Procedimiento
Se realizó la invitación para participar de forma voluntaria en el estudio en ambas facultades. Una vez aceptada la invitación, tanto los estudiantes de psicología como de biología fueron divididos en dos grupos, la asignación fue realizada de forma aleatoria. Posteriormente se procedió con la aplicación de la prueba del IAT en la sala de tecnología de las respectivas instituciones educativas, a cada participante se le asignó una computadora.
En dicha prueba se les solicitaba que categorizaran los estímulos de imágenes de la naturaleza y de la ciudad como ejercicios de práctica para ello se usaron 12 ítems, solicitando que presionaron la tecla M para la categoría que pertenecía al lado derecho y la tecla Z si la categoría pertenecía al izquierdo, según correspondiera la imagen.
La siguiente práctica consistió en clasificar los atributos de bueno y malo, el ejercicio constó de 12 estímulos, de acuerdo a la lista de palabras que se les había mostrado dentro de las instrucciones (previo a verificación de que se comprendía el significado de cada una de ella). Para categorizar, se solicitaba que presionaran la misma tecla que se habían asignado en el ejercicio anterior, según perteneciera a la palabra estimulo. Posteriormente, se presentaban los ítems mezclados de imágenes de naturaleza o ciudad y palabras emocionales (bueno o malo), en este bloque se presentaron 12 ítems de práctica y 48 de la tarea. En el último bloque se presentaban los estímulos invertidos (contrabalanceo) ver Tabla 1 y presentando 12 ejercicios de prácticas y 48 de la prueba.
Resultados
Antes de efectuar el análisis de los resultados se realizó la corrección de los datos, esto es, en cada error que se cometía se substituía por el valor promedio del bloque y se aplicó una penalización de 600 milisegundos, dado que en este instrumento interesan los periodos de latencia para clasificar de forma correcta un estímulo (Greenwald, Nosek et al., 2003). También se revisó que los tiempos de respuesta no fueran menores a 300 milisegundos ni mayores a 3000 milisegundo, en este caso no se presentaron ni los limites mayores ni menores.
En un estudio previo al presente realizado por los autores Sánchez, de la Garza y López (2009), donde se estudio la identidad y la actitud implícita de los estudiantes de biología y psicología se encontró que el efecto IAT (sustracción del promedio de los tiempos de respuesta de los bloques 3 y 5), marcan una diferencia entre los jóvenes de biología y de psicología, sin embargo, en ambos grupos se muestran altos porcentajes en las mediciones implícitas hacia la naturaleza considerada como buena.
Ante esta situación resulta de interés indagar si estas diferencias se siguen manteniendo al realizar un análisis de varianza al considerar los tiempos de respuesta de las imágenes, cabe destacar que este tipo de análisis no son típicos en los estudios del IAT. Además de ser útiles en determinar el impacto que tienen las imágenes de entornos tanto naturales como urbanos. Para ello se realizó un diseño mixto de 2X2X2, los factores que se consideraron fueron tres: población (biología y psicología), medio ambiente (naturaleza y ciudad) y actitud (buena y mala). La variable dependiente para este diseño fue el tiempo de respuesta que demora el participante en clasificar las imágenes de naturaleza y ciudad cuando se presentan con las etiquetas de los conceptos y atributos juntos (bloques 3 y 5).
Los resultados obtenidos para los efectos principales fueron significativos para los factores de población y ambiente. Para el factor población se obtuvo una media cuadrática (MS) = .901, con F (1,60) = 5, con una significancia de p = .029*. Mientras que para el factor de medio ambiente la MS = .588, F (1, 60) = 29.2 y una p= .000*. Por otro lado, existe un efecto de interacción entre la actitud, ambiente y población donde la MS fue de .291, una F (1,60)= 6.6608, la cual es significativa p= 0.01232. Los resultados se pueden observar en la Figura 2.
Figura 2. Interacción entre los factores de grupo, ambiente y actitud
Cabe destacar que los tiempos de respuestas de los grupos de psicología y biología para el ambiente de naturaleza con actitud buena son muy próximos, mientras que los tiempos de respuesta para ver la naturaleza como mala fueron mayores para los estudiantes de biología.
Con el objetivo de determinar que no existe una diferencia significativa entre el grupo de biología y psicología en cuanto a la actitud buena hacia la naturaleza se realizó una comparación planeada donde los resultados fueron una MS= 0.084, F(1,60) = 2.00 con una significancia p=0.162.
Conclusiones
De acuerdo a los análisis del ANOVA de diseños mixtos, se obtuvieron datos que nos indican la tendencia de ver a la naturaleza como buena de forma automática para ambos grupos. Pero, a diferencia del efecto IAT, en este análisis se puede observar que no hay diferencias significativas entre los grupos para ver a la naturaleza en forma positiva, además, un dato interesante fue que los individuos de biología muestran tiempos más elevados para ver a la naturaleza como mala.
Dichos resultados parecen estar apoyando a la hipótesis de la biofilia propuesta por Wilson y Keller, donde se resalta la tendencia que tenemos los seres humanos de estar relacionados con la naturaleza. Además, cabe resaltar que esta tendencia de los jóvenes por ver a la naturaleza como buena es de forma automática, ya que, como se recodará, la tarea a realizar es una simple clasificación de los estímulos que se les presentan.
Dentro de la teoría de las representaciones sociales de Greenwald et al. (2000, 2002) se explica que al presentar los nodos de información, tanto de ambiente (objeto de actitud) como de valoración (emoción) de manera simultánea estos pueden resultar ya sea congruentes o disonantes. Así, al presentarse una imagen de naturaleza y las etiquetas de clasificación de naturaleza-mala, para la mayoría de los jóvenes les pareció disonante, ya que los tiempos de respuesta fueron más elevados en comparación a cuando las etiquetas eran de naturaleza buena.
De esta manera, los datos obtenidos son congruentes con los hallazgos derivados tanto en investigaciones con mediciones de autoreporte (Nisbet, et al., 2008; Mayer & Frantz, 2004; Kals, et al., 1999; Schultz, 2002), como de asociación implícita por Schultz, Shiver, et al., (2004).
Sin embargo, la cuestión de cuál es la naturaleza cognitiva que está involucrada en esta preferencia implícita hacia la naturaleza, es en la actualidad una interrogante no contestada. Por ejemplo, todavía no se establece si en esta preferencia intervienen mecanismos de atención selectiva. O si situaciones representacionales de memoria a largo y corto plazo tipifica un estilo de procesamiento de información ambiental en los humanos. Dichas interrogantes se plantean como líneas a seguir a los presentes resultados.
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